Propongo la adopción de las plantas como modelo organizacional para el siglo veintiuno, así como el ordenador fue el modelo dominante del siglo XX y la máquina de vapor el del siglo XIX.
Esto significa volver la vista hacia modelos que funcionaban correctamente entre cincuenta y veinte mil años atrás. Cuando llevamos a cabo dicha operación, es posible ver las plantas como comida, refugio, ropas y fuentes de educación y religiosidad.
(El proceso empieza con que le des play a esto)
El proceso empieza por declarar legítimamente aquello que se nos ha negado durante tanto tiempo. Dejemos que la naturaleza se legitime a sí misma. Todas las plantas debieran ser declaradas legales, y por ende, todos los animales. La noción de plantas y animales ilegales es detestable y ridícula.
Reestablecer los canales de comunicación directa con el Otro planetario, la mente tras la naturaleza, a través del uso de plantas alucinógenas, es la mayor esperanza para disolver los abruptos muros que parecen conducirnos al desastre absoluto. Necesitamos un nuevo juego de lentes a la hora de encontrar nuestro camino en este mundo . Cuando el mundo medieval cambió su punto de vista, la secularizada sociedad Europea buscó su salvación en la revitalización de las aproximaciones de la Grecia Clásica y Romana a las leyes, la filosofía, la estética, la planificación ciudadana y la agricultura. Nuestro dilema nos transportará bastante atrás en el tiempo en búsqueda de nuevos modelos y respuestas.
La solución de al malestar moderno, incluyendo las dependencias químicas y las psicosis y neurosis reprimidas, es la exposición directa a las auténticas dimensiones de riesgo que representa la experiencia directa con plantas psiquedélicas. La posición pro-psiquedélica es claramente anti-droga. Las drogodependencias son el resultado de un comportamiento obsesivo habitualmente no examinado; estas son, precisamente, las tendencias que mitigan las plantas psiquedélicas.
Las plantas alucinógenas disuelven hábitos y apuntan hacia un punto de vista más amplio, menos egocéntrico y más cimentado que el individual. Sería descabellado sugerir que la ingerir plantas alucinógenas no conlleva ningún riesgo, aunque sería igualmente infundado el mantener que más vale no hacerlo. Lo que necesitamos es una validación experimental de una nueva imagen orientadora, una suerte de metáfora abarcadora de las bases de un nuevo modelo para la sociedad y el indivíduo.
Las relaciones planta-humano siempre han sido la base angular de nuestra existencia individual y grupal en el mundo. Lo que yo llamo el Revival Arcáico es el proceso de volver a despertar la conciencia y la actitud tradicional hacia la naturaleza, incluyendo las plantas y nuestras relaciones hacia ellas. El Revival Arcáico habla de la eventual ruptura del patrón de dominación masculina jerárquicamente basada en la organización animal, algo que desde luego no podrá ser cambiado de la noche a la mañana aunque se dé un súbito cambio de conciencia a nivel global. Más bien, el asunto irá poco a poco acercándose a la concepción de la idea de una Diosa de la vegetación, la Tierra en sí misma, la tan traída y llevada Gaia (un hecho, por otra parte, bien documentado por antropólogos del siglo XIX, sobre todo Frazer, aunque recientemente dotados de cierta respetabilidad por Riane Eisler, Marija Gimbutas, James Mellaart y otros …).
Cuanto más cercano se halle el grupo humano a la gnosis del mundo vegetal —la colectividad Gaiana de la vida orgánica—, más cerca se verán del arquetipo de la Diosa y de ahí a un estilo de organización social basada en el compañerismo. El último momento en el que la corriente de pensamiento predominante occidental estuvo más cercana a esta gnosis fue en la época Helenística, antes de que los Misterios Religiosos fueran suprimidos finalmente por entusiastas bárbaros cristianos.
Mi conclusión es que, tomando el siguiente paso evolucionario hacia el Renacimiento Arcaico, o sea, el renacimiento de la Diosa, y el fin de la historia profana, se requerirá una agenda que incluya nuestra reinserción en el momento de la emergencia de la mente vegetal.
La misma mente que nos convenció de nuestro lenguaje autorreferente, nos ofrece ahora los ilimitados paisajes de la imaginación. Sin tal relacion con las exoferomonas psiquedélicas, regulando nustra relación simbiótica con el reino vegetal, nos hallaremos en una posición ignorante de los designios planetarios. Y el conocimiento de los designios planetarios podría ser la mayor contribución que podamos hacer al proceso evolucionario. Volver al seno del compañerismo planetario, significa intercambiar el punto de vista de un ego creado por la historia por un estilo más maternal e intuitivo.
La ampliamente intuída presencia de lo Otro como un compañero femenino en la navegación de la historia humana, puede, según creo, ser trazada hacia la inmersión de la mente vegetal, lo que provee de contexto a un ritual en el cual la consciencia humana emerge a la luz del autodescubrimiento, autoreflejo y autoarticulación: la luz de la Gran Diosa.
¿Qué conlleva el aceptar las soluciones de las forma de vida vegetales como metáforas para las conductas de los asuntos del mundo humano? Varios cambios importantes se seguirán tras adoptar estas asunciones:
- La feminización de la cultura:
- Una búsqueda interior de valores:
Un nuevo paradigma capaz de ofrecer esperanzas, evitando las arenas movedizas inhrentes a nuestra cultura, debe proveer una agenda dirigida a escalar los problemas a los cuales el planeta se enfrenta. Existen muchas facetas de estos problemas en los cuales un aumento de la conciencia de los Veriditas podría ayudar a evitar el armagedón.
- La detoxificación del entorno natural:
- Conectividad y simbiosis:
Como las plantas, necesitamos maximizar la calidad de la conectividad y la simbiosis. Las aproximaciones al modelado del mundo de las plantas, incluye la conciencia de una naturaleza fractal y ramificadora de la acción comunitaria.
Un red de relaciones simbióticas semejantes a las de un árbol, podría replazar el modelo de evolución que heredamos del siglo XIX. El anterior modelo, el de lucha a garras y dientes por la supervivencia, del fuerte sobre el débil, es fruto de una observación ingenua de la conducta animal.
Dicho modelo fue incluso extendido alegremente al reino de las plantas, para explicar las interacciones evolucionarias que supuestamente causaron la aparición de especializaciones en el mundo botánico. Más tarde, observadores más sofisticados (C.H.Waddington y Erich Jantsch), encontraron no la “Guerra de la naturaleza” de la que los Darwinistas habían hablado, sino más bien una situación en la que no fue la habilidad cooperativa, sino la habilidad para maximizar la cooperación con otras especies la que contribuyó directamente a la capacidad de un organismo para formar parte de un bioma, y tolerarlo. Las plantas interactúan las unas con las otras a través de una enredada mata de raíces que los conecta a la fuente de su nutrición, y además, los unos a los otros.
El enredado suelo de un bosque tropical es un entorno de gran diversidad química; dicha topología se asemeja, en su complejidad, a la de los tejidos cerebrales. Sin esta red de raíces interconectadas, las señales químicas son constantemente transmitidas y recibidas.
La evolución coadaptativa y las relaciones simbióticas regulan por completo este sistema con una ubicuidad que apunta hacia la primacía evolucionaria de estas estrategias cooperativas.
Por ejemplo, los hongos miceliales, viven en simbiosis en el exterior de las raíces de plantas, y gentilmente equilibran y amortiguan la carga de agua mineral que se mueve a través de ellos hacia las raíces de su huésped.
- Sintonía con todo el sistema:
- Reciclaje:
- Poder fotovoltáico:
- Una economía global basada en la atmósfera:
La idea es simple: el hidrógeno es la fuente de energía ideal para alimetar la economía global.
El hidrógeno es limpio: cuando se quema, se recombina con el aqua de la que deriva químicamente. El hidrógeno es abundante: un tercio del agua es hidrógeno. Todas las tecnologías existentes —los motores de combustión interna, los generadores de energía por medio del carbón, aceite o fusión nuclear, podrían ser reajustados para funcionar con hidrógeno. Aunque no estamos hablando de sustituir los actuales sistemas de producción y distribución energética. El hidrógeno podría ser “disociado” del agua marina en una isla remota, y ser transportada entonces por la tecnología existente que actualmente se usa para el transporte de gas líquido a través del océano. La objeción es que el hidrógeno es altamente explosivo(…). Los accidentes con hidrógeno podrían ser extremadamente destructivos, pero, por otra parte, se trataría de explosiones ordinarias: locales, no tóxicas y sin generación de radioactividad. Como la vida vegetal, la economía del hidrógeno podría ser no contaminante y auto-sustentable; el hidrógeno quemado se recombina con el oxígeno otra vez y se vuelve agua.
Un esfuerzo interno de extraordinario calibre sería necesario para empezar a moverse hacia una demostración de la viabilidad de una economía basada en el hidrógeno. De acuerdo, derivan muchos problemas de este esquema. Pero ningún plan de producción de energía que intente cubrir las demandas energéticas del siglo XXI carecerá de problemas.
- Nanotecnología:
- Preservación de la diversidad biológica:
Las medidas esbozadas arriba podrían tender a promover lo que podríamos llamar un sentido de Holismo Gaiano, que es, de hecho, una unidad y balance entre la naturaleza y nuestra posición humana, dentro de la dinámica y el balance evolutivo. Es un punto de vista vegetal, que podría devolvernos a una prespectiva del yo y del ego situados en un contexto evolutivo más amplio.
Esta es la esencia del renacimiento arcaico. Marshall McLuhan acertó al ver la cultura planetaria humana, la aldea global, sería tribal en su carácter.
El próximo gran paso hacia un holismo planetario sería la fusión parcial del mundo tecnológicamente modificado por los humanos con la matriz arcáica de inteligencia vegetal que es la Mente Omnisciente del Planeta.
Vacilaría en definir todo esto como una nueva religión, aunque seguramente lo sea.
La exploración cuidadosa de las plantas alucinógenas probablemente pruebe el drama que supone la emergencia de la consciencia; fueron las relaciones simbióticas entre plantas y humanos que caracterizaron las sociedades arcaicas en donde la religión y el misterio numinoso se experimentaron por primera vez. Y, esta experiencia, no es menos misteriosa para nosotros hoy, en contra de la creencia general de que hemos sustituído las simples supersticiones de nuestros ancestros con herramientas filosóficas y epistémicas de mayor sofisticación y poder analítico.
Nuestra elección en cuanto a cultura planetaria es simplementa una:
hazte verde o muere.
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