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martes, 13 de agosto de 2013

"Por qué cambié mi opinión con respecto a la marihuana" por el Dr. Sanjay Gupta

Hola, mis bienamados confundidillos! Por aquí les habla Cristian, el mono número 2 de este blog, el cual solo escribió una entrada hace como 9 meses atrás y luego sucumbió, bastante literalmente, en una espectacular locura, de la cual ya les hablaré a su momento.
Pero digamos que una de las principales razones por las que no he posteado en todo este tiempo fue por colgado. Y miren qué caradura que soy, que hago mi regreso triunfal con un artículo que traduje anoche acerca del fasssssssssooooo.
El Dr. Sanjay Gupta es un neurocirujano y profesor asistente de neurocirugía en la Universidad Emory y jefe asociado del servicio de neurocirugía en el Hospital Grady Memorial de Atlanta, USA. Además, es el principal corresponsal en temas de medicina de la CNN. O sea, digamos que mueve un poco la bocha en temas medicinales a niveles mediáticos en Estados Unidos, y eso hace que sea bastante relevante el cambio rotundo que ha tenido en cuanto a su opinión de la marihuana. Y él dice que es por una árdua investigación nomás, pero para mi que este alegre bengalí se fumó un canuto tan gordo como el dedo pulgar y quedó tan contento, que escribió este artículo escudándose en "investigaciones".

Sin más que agregar, con ustedes, El Dr. Gupta:

Por qué cambié mi opinión con respecto a la marihuana
(Why I changed my mind on weed)
pueden ir al artículo original haciendo click aqui

Durante el último año, he estado trabajando en un nuevo documental llamado “Weed” (hierba). El título “Weed” puede sonar despectivo, pero el contenido no lo es.
He viajado por el mundo para entrevistar líderes en medicina, expertos, cultivadores y pacientes. Les hablé amablemente, haciendo preguntas difíciles. Lo que me encontré fue sorprendente.
Mucho tiempo antes de que comience este proyecto, revisé continuamente la literatura científica estadounidense sobre marihuana medicinal y ciertamente no me impresionó. Leyendo esos estudios hace cinco años, fue difícil encontrar buenas razones para aprobar la marihuana medicinal. Incluso escribí acerca de esto en un artículo para la revista TIME, en el 2009, titulado “Why I Would Vote No On Pot” (“Porque votaría en contra del porro”).
Bueno, estoy aquí para disculparme.
Gupta: "uh guaaaacho, como
pega este faseeeeeto"
Pido disculpas porque no busqué lo suficiente, hasta ahora. No investigué lo suficiente. No revisé investigaciones de laboratorios pequeños en otros países haciendo notables investigaciones, e ignoré demasiado el fuerte coro de legítimos pacientes cuyos síntomas mejoraron con el uso del cannabis.
En su lugar, los metí en la misma bolsa de los que fingen estar enfermos y solo quieren drogarse. Erróneamente creí que la DEA (Drug Enforcement Administration, Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas) había catalogado a la marihuana como una sustancia de tipo 1* basada en pruebas científicas relevantes. Seguramente, habían razonado correctamente como para poner a la marihuana en la categoría de las más peligrosas drogas que “no tienen uso medicinal y poseen un alto potencial de abuso.”
Ellos no tenían el conocimiento científico para respaldar esa demanda, y ahora se que cuando hablamos de marihuana, nada de eso es real. No tiene un alto potencial de abuso, y hay muchas aplicaciones médicas legítimas. De hecho, a veces la marihuana es lo único que funciona. Tomemos el caso de Charlotte Figi, a quién conocí en Colorado. Ella empezó a tener convulsiones poco tiempo luego de su nacimiento. A los 3 años, tenía 300 convulsiones por semana, a pesar de estar tomando siete medicamentos diferentes. La marihuana medicinal ha calmado su cerebro, limitando las convulsiones a 2 o 3 por mes.
He visto más pacientes como Charlotte en persona, he pasado tiempo con ellos y he llegado a la conclusión de que es irresponsable el no proveer del mejor cuidado que podamos dar como comunidad médica, un cuidado que puede implicar el uso de marihuana.
Hemos sido terrible y sistemáticamente engañados por casi 70 años en Estados Unidos, y pido disculpas por mi papel en ese engaño. Espero que este artículo y el documental próximo a estrenarse puedan dejar las cosas claras.
El 14 de agosto de 1970, el Secretario Asistente de Salud, Dr. Roger O. Egeberg escribió una carta recomendando que la planta marihuana sea clasificada como una sustancia tipo 1, y así ha permanecido por casi 45 años. Mi investigación empezó con una lectura cuidadosa de esa vieja carta. Lo que encontré fue inquietante. Egeberg había elegido cuidadosamente sus palabras:
Basados en que aún hay un considerable vacío en nuestro conocimiento de la planta y los efectos de la droga activa que contiene, nuestra recomendación que es que la marihuana sea catalogada dentro de la categoría 1 al menos hasta la finalización de ciertos estudios que están en proceso para resolver esta cuestión.”
La marihuana fue clasificada como sustancia tipo 1 no en base a evidencia científica, sino a la falta de ella. Por otra parte, el año era 1970. Egeberg menciona estudios en proceso, pero muchos nunca fueron completados. De todas formas, a medida que mi investigación continuó, me di cuenta que Egeberg tenía de hecho importantes investigaciones disponibles en ese momento. Algunas de ellas de más de 25 años antes.

Alto risgo de abuso
En 1944, el alcalde de Nueva York Fiorello LaGuardia encargó una investigación a la Academia de Ciencia de Nueva York. Entre sus conclusiones, encontraron que la marihuana no conducía a una adicción significativa en el sentido médico de la palabra. Tampoco encontraron evidencia de que la marihuana condujera a una adicción de morfina, heroína o cocaína.
Ahora sabemos que mientras los estimados varían, la marihuana conduce a una dependencia en aproximadamente 9 a 10% de sus usuarios adultos. En comparación, la cocaína, una sustancia de clase 2** “con menos potencial de abuso que las sustancias de clase 1”, atrapa al 20% de las personas que la usan. Alrededor del 25% de los usuarios de heroína se vuelven adictos.
La peor sustancia es el tabaco, donde el número es cercano al 30% de fumadores, muchos de los cuales mueren a causa de su adicción.
Hay clara evidencia de que en algunas personas el uso de marihuana puede conducir a síntomas de abstinencia, incluidos insomnio, ansiedad y nauseas. Aún considerando estos hechos, es difícil concluir en que tenga un alto potencial de abuso. Los síntomas físicos de la adicción a la marihuana no son comparables a los de las otras drogas que he mencionado. He visto la abstinencia de alcohol, y puede implicar riesgo de vida.
Quiero mencionar algo que me preocupa como padre. Los cerebros jóvenes en desarrollo son más susceptibles al daño provocado por la marihuana que los cerebros adultos. Algunos estudios recientes sugieren que el uso regular en los años de la adolescencia conducen a un permanente decrecimiento del Coeficiente Intelectual (IQ). Otras investigaciones apuntan a un posible riesgo aumentado de desarrollar psicosis.
De la misma manera que no dejaría a mis propios hijos tomar alcohol, no les permitiría usar marihuana hasta que sean adultos. Si insistieran acerca de probar marihuana, los incitaré a esperar hasta que estén en la mitad de sus 20, cuando sus cerebros estén completamente desarrollados.

Beneficios médicos
Mientras investigaba, me di cuenta de algo más bastante importante. La marihuana medicinal no es nueva, y la comunidad médica ha estado escribiendo sobre este tema por largo rato. Había de hecho cientos de artículos de revistas y diarios documentando los beneficios. Muchas de esas investigaciones, de todas formas, fueron escritas entre los años 1840 y 1930. Las investigaciones describían el uso de marihuana medicinal para tratar “neuralgias, desordenes convulsivos, demacración” entre otras cosas.
Una búsqueda en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos el pasado año arrojó cerca de 20.000 investigaciones recientes. Pero la mayoría eran investigaciones acerca del daño de la marihuana, como por ejemplo “Mal viaje debido al efecto anticolinérgico del cannabis” o “El cannabis produce pancreatitis” y “Uso de marihuana y riesgo de cáncer de pulmón.”
En un cálculo rápido, descubrí que aproximadamente 6% de los estudios en curso acerca de la marihuana en los Estados Unidos investigan los beneficios de la marihuana medicinal. El resto están designados para investigar los daños. Ese desbalanceo provoca una imagen bastante distorsionada.

GUACHO, ESTO TE DEJA DE LA CABEEEEEE
Los desafíos de la investigación con marihuana
Para hacer estudios acerca de la marihuana en los Estados Unidos hoy en día, necesitas dos cosas importantes.
Primero que nada, necesitas marihuana. Y la marihuana es ilegal. Ahi está el problema. Los científicos pueden obtener marihuana medicinal de una granja especial en Mississippi, la cual está asombrosamente emplazada en el medio del campus de la Universidad de Mississippi (llamada Ole Miss), pero es difícil. Cuando visité la universidad este año, no había marihuana siendo cultivada.
Lo segundo que necesitas es aprobación, y los científicos que entrevisté insistían en lo tedioso que esto puedo ser. Mientras que un estudio sobre el cáncer debe ser primero evaluado por el Instituto Nacional del Cáncer o un estudio acerca del dolor debe pasar por el Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos, hay una aprobación adicional requerida para la marihuana: NIDA, el Instituto Nacional del Abuso de Drogas. Esta es una organización que tiene una misión esencial de estudiar el abuso de drogas, oponiéndose a sus beneficios.
Atrapados en el medio están los pacientes legítimos que dependen de la marihuana como medicina, a veces como su única buena opción.
Recuerden que hasta 1943, la marihuana era parte de la farmacopea estadounidense. Una de las condiciones para las que era prescrita era el dolor neuropático, un dolor miserable que es difícil de tratar. Mis propios pacientes lo han descrito como “un dolor provocado por una lanza, quemazón y un bombardeo de agujas y alfileres.”
Mientras que la marihuana ha sido documentada como efectiva para tratar este horrible dolor, las medicaciones más comunes prescritas hoy en día vienen de la planta de amapola, incluida morfina, oxicodona y Dilaudid***. Aquí está el problema: la mayoría de estos medicamentos no funcionan muy bien para este tipo de dolor, y la tolerancia es un gran problema.
Lo más terrorífico para mi es que alguien muere en los Estados Unidos cada 19 minutos por sobredosis por drogas de prescripción médica, la mayoría de las veces en forma accidental. Cada 19 minutos. Es una estadística horrenda. Por mucho que busqué, no pude encontrar un caso documentado de muerte por sobredosis de marihuana.
Quizá no sea sorpresa que el 76% de los médicos clínicos recientemente entrevistados hayan dicho que aprobarían el uso de marihuana para ayudar a mitigar el dolor de la mujer por el cáncer de mama.
Cuando la marihuana se convirtió en una sustancia tipo 1, había un pedido para llenar un “vacío en nuestro conocimiento”. En los Estados Unidos, esto ha sido todo un desafío a causa de la infraestructura que enmarca el estudio de una sustancia ilegal, con una organización contra el abuso de drogas en el corazón del proceso aprobatorio. Y aún así, a pesar de los obstáculos, hemos logrado un considerable progreso que continúa actualmente.
Mirando hacia adelante, estoy especialmente intrigado por estudios como los que se están realizando en España o Israel investigando los efectos anticancerígenos de la marihuana y sus componentes. Estoy intrigado por el estudio neuro-protector llevado a cabo por Lev Meschoulam en Israel, e investigaciones en Israel y Estados Unidos para averiguar si la droga puede ayudar a aliviar síntomas de PTSD (Trastorno por estrés postraumático). Prometo hacer mi parte para ayudar, genuina y honestamente, a llenar el vacío que resta en nuestro conocimiento.
Ciudadanos en 20 estados y el Distrito de Columbia han votado para aprobar la marihuana en aplicaciones médicas, y más estados estarán tomando esa decisión pronto. Y en lo que respecta al Dr. Roger Egeberg, quién escribió esa carta en 1970, murió hace 16 años.
Me pregunto qué pensaría si estuviera vivo ahora.

NOTAS:

* = Las sustancias de tipo 1 de la DEA (Schedule 1 drugs) son todas aquellas sustancias que cumplan con los siguientes requisitos:

  • La sustancia tiene un alto potencial de abuso.
  • La sustancia no tiene actualmente un uso medicinal aceptado en los Estados Unidos.
  • Existe falta de consenso en cuanto a su uso seguro bajo supervisión médica.
Obviamente, su uso, posesión, venta, creación y todo lo que se pueda suponer es ilegal para cualquier persona dentro del territorio estadounidense.

**= Las sustancias de tipo 2 de la DEA (Schedule 2 drugs) son todas aquellas sustancias que cumplan con los siguientes requisitos:
  • La sustancia tiene un alto potencial de abuso
  • La sustancia tiene actualmente un uso medicinal aceptado en los Estados Unidos o un uso medicinal actualmente aceptado con restricciones.
  • El abuso de la droga puede conducir a dependencia física o psicológica severa.
***= "Dilaudid" es el nombre comercial de la Hidromorfona o Dihidromorfinona, un derivado de la morfina que se suele usar en hospitales para tratar dolores severos.

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