Pero digamos que una de las principales razones por las que no he posteado en todo este tiempo fue por colgado. Y miren qué caradura que soy, que hago mi regreso triunfal con un artículo que traduje anoche acerca del fasssssssssooooo.
El Dr. Sanjay Gupta es un neurocirujano y profesor asistente de neurocirugía en la Universidad Emory y jefe asociado del servicio de neurocirugía en el Hospital Grady Memorial de Atlanta, USA. Además, es el principal corresponsal en temas de medicina de la CNN. O sea, digamos que mueve un poco la bocha en temas medicinales a niveles mediáticos en Estados Unidos, y eso hace que sea bastante relevante el cambio rotundo que ha tenido en cuanto a su opinión de la marihuana. Y él dice que es por una árdua investigación nomás, pero para mi que este alegre bengalí se fumó un canuto tan gordo como el dedo pulgar y quedó tan contento, que escribió este artículo escudándose en "investigaciones".
Sin más que agregar, con ustedes, El Dr. Gupta:
Por qué cambié mi opinión con respecto a la marihuana
(Why I changed my mind on weed)
pueden ir al artículo original haciendo click aqui
Durante
el último año, he estado trabajando en un nuevo documental llamado
“Weed” (hierba). El título “Weed” puede sonar despectivo,
pero el contenido no lo es.
He viajado por el mundo para entrevistar líderes en medicina, expertos,
cultivadores y pacientes. Les hablé amablemente, haciendo preguntas
difíciles. Lo que me encontré fue sorprendente.
Mucho
tiempo antes de que comience este proyecto, revisé continuamente la
literatura científica estadounidense sobre marihuana medicinal y
ciertamente no me impresionó. Leyendo esos estudios hace cinco años,
fue difícil encontrar buenas razones para aprobar la marihuana
medicinal. Incluso escribí acerca de esto en un artículo para la
revista TIME, en el 2009, titulado “Why I Would Vote No On Pot”
(“Porque votaría en contra del porro”).
Pido
disculpas porque no busqué lo suficiente, hasta ahora. No investigué
lo suficiente. No revisé investigaciones de laboratorios pequeños
en otros países haciendo notables investigaciones, e ignoré
demasiado el fuerte coro de legítimos pacientes cuyos síntomas
mejoraron con el uso del cannabis.
En
su lugar, los metí en la misma bolsa de los que fingen estar
enfermos y solo quieren drogarse. Erróneamente creí que la DEA
(Drug
Enforcement Administration, Administración
de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas)
había catalogado a la marihuana como una sustancia de tipo 1* basada
en pruebas científicas relevantes. Seguramente, habían razonado
correctamente como para poner a la marihuana en la categoría de las
más peligrosas drogas que “no tienen uso medicinal y poseen un
alto potencial de abuso.”
Ellos
no tenían el conocimiento científico para respaldar esa demanda, y
ahora se que cuando hablamos de marihuana, nada de eso es real. No
tiene un alto potencial de abuso, y hay muchas aplicaciones médicas
legítimas. De hecho, a veces la marihuana es lo único que funciona.
Tomemos el caso de Charlotte Figi, a quién conocí en Colorado. Ella
empezó a tener convulsiones poco tiempo luego de su nacimiento. A
los 3 años, tenía 300 convulsiones
por semana, a pesar de estar tomando siete medicamentos diferentes.
La marihuana medicinal ha calmado su cerebro, limitando las
convulsiones a 2 o 3 por mes.
He
visto más pacientes como Charlotte en persona, he pasado tiempo con
ellos y he llegado a la conclusión de que es irresponsable el no
proveer del mejor cuidado que podamos dar como comunidad médica, un
cuidado que puede implicar el uso de marihuana.
Hemos
sido terrible y sistemáticamente engañados por casi 70 años en
Estados Unidos, y pido disculpas por mi papel en ese engaño. Espero
que este artículo y el documental próximo a estrenarse puedan dejar
las cosas claras.
El
14 de agosto de 1970, el Secretario Asistente de Salud, Dr. Roger O.
Egeberg escribió una carta recomendando que la planta marihuana sea
clasificada como una sustancia tipo 1, y así ha permanecido por casi
45 años. Mi investigación empezó con una lectura cuidadosa de esa
vieja carta. Lo que encontré fue inquietante. Egeberg había elegido
cuidadosamente sus palabras:
“Basados en que aún hay un considerable vacío en nuestro conocimiento de la planta y los efectos de la droga activa que contiene, nuestra recomendación que es que la marihuana sea catalogada dentro de la categoría 1 al menos hasta la finalización de ciertos estudios que están en proceso para resolver esta cuestión.”
La
marihuana fue clasificada como sustancia tipo 1 no en base a evidencia
científica, sino a la falta de ella. Por otra parte, el año era
1970. Egeberg menciona estudios en proceso, pero muchos nunca fueron
completados. De todas formas, a medida que mi investigación
continuó, me di cuenta que Egeberg tenía de hecho importantes
investigaciones disponibles en ese momento. Algunas de ellas de más
de 25 años antes.
Alto
risgo de abuso
En
1944, el alcalde de Nueva York Fiorello LaGuardia encargó una
investigación a la Academia de Ciencia de Nueva York. Entre sus
conclusiones, encontraron que la marihuana no conducía a una
adicción significativa en el sentido médico de la palabra. Tampoco
encontraron evidencia de que la marihuana condujera a una adicción
de morfina, heroína o cocaína.
Ahora
sabemos que mientras los estimados varían, la marihuana conduce a
una dependencia en aproximadamente 9 a 10% de sus usuarios adultos.
En comparación, la cocaína, una sustancia de clase 2** “con menos
potencial de abuso que las sustancias de clase 1”, atrapa al 20% de
las personas que la usan. Alrededor del 25% de los usuarios de
heroína se vuelven adictos.
La
peor sustancia es el tabaco, donde el número es cercano al 30% de
fumadores, muchos de los cuales mueren a causa de su adicción.
Hay
clara evidencia de que en algunas personas el uso de marihuana puede
conducir a síntomas de abstinencia, incluidos insomnio, ansiedad y
nauseas. Aún considerando estos hechos, es difícil concluir en que
tenga un alto potencial de abuso. Los síntomas físicos de la
adicción a la marihuana no son comparables a los de las otras
drogas que he mencionado. He visto la abstinencia de alcohol, y
puede implicar riesgo de vida.
Quiero
mencionar algo que me preocupa como padre. Los cerebros jóvenes en
desarrollo son más susceptibles al daño provocado por la marihuana
que los cerebros adultos. Algunos estudios recientes sugieren que el
uso regular en los años de la adolescencia conducen a un permanente
decrecimiento del Coeficiente Intelectual (IQ). Otras investigaciones
apuntan a un posible riesgo aumentado de desarrollar psicosis.
De
la misma manera que no dejaría a mis propios hijos tomar alcohol, no
les permitiría usar marihuana hasta que sean adultos. Si insistieran
acerca de probar marihuana, los incitaré a esperar hasta que estén
en la mitad de sus 20, cuando sus cerebros estén completamente
desarrollados.
Beneficios
médicos
Mientras
investigaba, me di cuenta de algo más bastante importante. La
marihuana medicinal no es nueva, y la comunidad médica ha estado
escribiendo sobre este tema por largo rato. Había de hecho cientos
de artículos de revistas y diarios documentando los beneficios.
Muchas de esas investigaciones, de todas formas, fueron escritas
entre los años 1840 y 1930. Las investigaciones describían el uso
de marihuana medicinal para tratar “neuralgias, desordenes
convulsivos, demacración” entre otras cosas.
Una
búsqueda en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos
el pasado año arrojó cerca de 20.000 investigaciones recientes.
Pero la mayoría eran investigaciones acerca del daño de la
marihuana, como por ejemplo “Mal viaje debido al efecto
anticolinérgico del cannabis” o “El cannabis produce
pancreatitis” y “Uso de marihuana y riesgo de cáncer de pulmón.”
En
un cálculo rápido, descubrí que aproximadamente 6% de los estudios
en curso acerca de la marihuana en los Estados Unidos investigan los
beneficios de la marihuana medicinal. El resto están designados
para investigar los daños. Ese desbalanceo provoca una imagen
bastante distorsionada.
GUACHO, ESTO TE DEJA DE LA CABEEEEEE |
Los
desafíos de la investigación con marihuana
Para
hacer estudios acerca de la marihuana en los Estados Unidos hoy en
día, necesitas dos cosas importantes.
Primero que nada, necesitas marihuana. Y la marihuana es ilegal. Ahi está el problema. Los científicos pueden obtener marihuana medicinal de una granja especial en Mississippi, la cual está asombrosamente emplazada en el medio del campus de la Universidad de Mississippi (llamada Ole Miss), pero es difícil. Cuando visité la universidad este año, no había marihuana siendo cultivada.
Primero que nada, necesitas marihuana. Y la marihuana es ilegal. Ahi está el problema. Los científicos pueden obtener marihuana medicinal de una granja especial en Mississippi, la cual está asombrosamente emplazada en el medio del campus de la Universidad de Mississippi (llamada Ole Miss), pero es difícil. Cuando visité la universidad este año, no había marihuana siendo cultivada.
Lo
segundo que necesitas es aprobación, y los científicos que
entrevisté insistían en lo tedioso que esto puedo ser. Mientras que
un estudio sobre el cáncer debe ser primero evaluado por el Instituto
Nacional del Cáncer o un estudio acerca del dolor debe pasar por el
Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos, hay una aprobación adicional requerida para la marihuana: NIDA, el Instituto Nacional del
Abuso de Drogas. Esta es una organización que tiene una misión
esencial de estudiar el abuso de drogas, oponiéndose a sus
beneficios.
Atrapados
en el medio están los pacientes legítimos que dependen de la
marihuana como medicina, a veces como su única buena opción.
Recuerden que hasta 1943, la marihuana era parte de la farmacopea
estadounidense. Una de las condiciones para las que era prescrita era el dolor neuropático, un dolor miserable que es difícil de
tratar. Mis propios pacientes lo han descrito como “un dolor
provocado por una lanza, quemazón y un bombardeo de agujas y
alfileres.”
Mientras
que la marihuana ha sido documentada como efectiva para tratar este
horrible dolor, las medicaciones más comunes prescritas hoy en día
vienen de la planta de amapola, incluida morfina, oxicodona y Dilaudid***. Aquí
está el problema: la mayoría de estos medicamentos no funcionan muy
bien para este tipo de dolor, y la tolerancia es un gran problema.
Lo
más terrorífico para mi es que alguien muere en los Estados Unidos
cada 19 minutos por sobredosis por drogas de prescripción médica,
la mayoría de las veces en forma accidental. Cada 19 minutos. Es una
estadística horrenda. Por mucho que busqué, no pude encontrar un
caso documentado de muerte por sobredosis de marihuana.
Quizá
no sea sorpresa que el 76% de los médicos clínicos recientemente
entrevistados hayan dicho que aprobarían el uso de marihuana para
ayudar a mitigar el dolor de la mujer por el cáncer de mama.
Cuando
la marihuana se convirtió en una sustancia tipo 1, había un pedido
para llenar un “vacío en nuestro conocimiento”. En los Estados
Unidos, esto ha sido todo un desafío a causa de la infraestructura
que enmarca el estudio de una sustancia ilegal, con una organización
contra el abuso de drogas en el corazón del proceso aprobatorio. Y
aún así, a pesar de los obstáculos, hemos logrado un considerable
progreso que continúa actualmente.
Mirando
hacia adelante, estoy especialmente intrigado por estudios como los
que se están realizando en España o Israel investigando los efectos
anticancerígenos de la marihuana y sus componentes. Estoy intrigado
por el estudio neuro-protector llevado a cabo por Lev Meschoulam en
Israel, e investigaciones en Israel y Estados Unidos para averiguar si
la droga puede ayudar a aliviar síntomas de PTSD (Trastorno por
estrés postraumático). Prometo hacer mi parte para ayudar, genuina
y honestamente, a llenar el vacío que resta en nuestro conocimiento.
Ciudadanos
en 20 estados y el Distrito de Columbia han votado para aprobar la
marihuana en aplicaciones médicas, y más estados estarán tomando
esa decisión pronto. Y en lo que respecta al Dr. Roger Egeberg,
quién escribió esa carta en 1970, murió hace 16 años.
Me
pregunto qué pensaría si estuviera vivo ahora.
NOTAS:
* = Las sustancias de tipo 1 de la DEA (Schedule 1 drugs) son todas aquellas sustancias que cumplan con los siguientes requisitos:
- La sustancia tiene un alto potencial de abuso.
- La sustancia no tiene actualmente un uso medicinal aceptado en los Estados Unidos.
- Existe falta de consenso en cuanto a su uso seguro bajo supervisión médica.
Obviamente, su uso, posesión, venta, creación y todo lo que se pueda suponer es ilegal para cualquier persona dentro del territorio estadounidense.
**= Las sustancias de tipo 2 de la DEA (Schedule 2 drugs) son todas aquellas sustancias que cumplan con los siguientes requisitos:
- La sustancia tiene un alto potencial de abuso
- La sustancia tiene actualmente un uso medicinal aceptado en los Estados Unidos o un uso medicinal actualmente aceptado con restricciones.
- El abuso de la droga puede conducir a dependencia física o psicológica severa.
***= "Dilaudid" es el nombre comercial de la Hidromorfona o Dihidromorfinona, un derivado de la morfina que se suele usar en hospitales para tratar dolores severos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario